Seducción

Seducción

El miércoles pasado, al salir del metro, me sentí atraída por la matrícula del coche que había en la esquina de la calle.
979…

Al girar la calle, mi vista de nuevo fue conquistada, seducida, por los números de las matrículas de los vehículos aparcados. Ahí estaban de nuevo el 7 y el 9 en diferentes posiciones. Me llamó la atención y sin embargo no les hice demasiado caso.

Por la tarde y de camino a casa, mis ojos, otra vez, tiraban de mi conciencia y el 7 y el 9 aparecían repetidamente ante mí. Decidí pasar por una administración de loterías.

Juegos de azar

No sabía si tenía que jugar a los euromillones con su espectacular bote o qué tenía que hacer exactamente. Opté por una apuesta para ese viernes marcando esos dos números como estrellas.

Miré los décimos de lotería tras los cristales buscando alguna terminación en 79 ó 97. Tan sólo encontré un número terminado en 7 para la lotería nacional del día siguiente. Compré un décimo.

Y con mi apuesta y el décimo en el bolso ya tenía yo el gusanillo en el cuerpo. Deseaba que llegara el momento de comprobar el número agraciado. Sentía una mezcla de ansiedad y curiosidad.

Llegadas las 22h. del jueves me dispuse a comprobar el número. El primer premio fue para el número 97005.

¡97!

Esa era la primera secuencia, en ese orden, que atrajo mi atención.

Límites

Y al día siguiente, tras la ducha matutina, llegó la reflexión sobre la situación. Me limité yo sola. ¿Cómo?

Ordené mentalmente los números por orden de menor a mayor. En mi mente no figuraba la secuencia 97 sino los números 7 y 9.
Busqué un número para jugar que contuviera alguno de esos dos números en sus terminaciones. Sólo en las terminaciones.

Conclusión

Tengo que seguir abriéndome a diferentes posibilidades. Muchas veces nos llegan las señales. Pero las acomodamos a nuestra limitada forma de pensar. No aceptamos las cosas tal y como vienen. Y eso, en definitiva, es no estar en el aquí y el ahora.

Esa es la gran enseñanza de este suceso. No tenemos que acomodar los acontecimientos a nuestros patrones preestablecidos. Hacerlo nos condiciona, nos restringe, nos reduce, nos obstaculiza, nos impide y nos determina. No dejamos espacio. Lo acotamos. Nos restamos libertad.

Si yo hubiera seguido la primera señal, lo lógico es que hubiera buscado un número que empezara por 97. No me hubiera tocado porque yo no vivo en Valencia y es donde se vendió el número. Pero más allá de haber desaprovechado esa posibilidad, pues podría haber pedido que me buscarán un número que comenzará así, lo que menos me gusta, es malgastar una oportunidad por funcionar en modo automático. Es bueno conocer nuestros patrones subconscientes, hacerlos visibles, pues son la causa de que muchas cosas en nuestra vida no funcionen. Te invito a que asistas gratuitamente a la masterclass de José, el próximo 14 de febrero, sobre “Cómo abrir tu mente a la prosperidad”.

Yo creo en las señales, tengo Fe. Confío en una fuerza mayor. El Universo me ha mostrado en numerosas ocasiones su generosidad. Tomo nota de la lección. Y la próxima espero superarla con nota.

Y a ti, ¿te ha ocurrido alguna vez algo así? ¿Alguna vez has ignorado señales o tu intuición?

Aquí os dejo algunas lecturas sobre sincronicidad, señales, numerología:

 

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