Hace un par de días, acabamos ver las tres temporadas de una serie que emitió Antena3 hace unos años. Se trata de «Miénteme» («Lie to me» en el original). En su día, solo vimos unos pocos episodios.
Lo especial era su premisa: Las investigaciones no se llevan a cabo por cuerpos policiales, sino por una empresa especializada en detectar la mentira a través de los gestos humanos, que colabora con ellos.
Más allá de lo explotado del género, un clásico policíaco, la serie aporta algo que la diferencia del resto de similares.
Se basa en el trabajo real de Paul Ekman, sobre las expresiones faciales que acompañan a las emociones.
Paul Ekman, uno de los 100 psicólogos mas influyentes del siglo XX.
Ekman pasó varios años en Papúa Nueva Guinea estudiando a individuos de tribus aisladas desde la edad de piedra y determinó, a través de sus estudios, la universalidad de los gestos provocados por las emociones básicas.
Estos individuos eran capaces de identificar, con un alto grado de fiabilidad, expresiones emocionales en fotografías tomadas a personas de culturas desconocidas para ellos.
A partir de esas investigaciones termino desarrollando el Sistema de Codificación Facial de Acciones («Facial Action Coding System», FACS) para clasificar todas las expresiones del rostro.
El propio Ekman asesoró a los guionistas durante gran parte de la serie, desvinculándose de ella en la tercera temporada.
La condición que puso fue que el actor protagonista no debía ser americano, judío, casado, o tener hijos y que la personalidad del personaje tendría que ser diferente de la suya. Al final, Fox propuso a Tim Roth y Ekman supo que era su perfecto sosias, el Doctor Cal Lightman.
Cal Lightman, un «Doctor House» reciclado en detector de mentiras
Roth construye un personaje muy particular, incluso con una manera de andar, sentarse y mirar propia. Políticamente incorrecto, borde al estilo «House» (otra de Fox) y con problemas derivados de un pasado familiar turbulento que van acrecentándose cada temporada.
Incapaz de dejar de observar la mentira en el rostro de cualquiera (incluida su ex) y obsesionado por la protección de su hija Emily (Hayley McFarland), la única que le mantiene a raya. Lightman usa trucos sucios, provoca y teje los hilos para conseguir sus propósitos, lejos de lo que se podría considerar correcto en cualquier método científico. Pero es el mayor experto del mundo en detectar mentiras, mirando tan solo a la cara.
Muy cerca de él su socia, psiquiatra especialista en la detección de mentiras por el lenguaje, y el contrapunto que le lleva «a tierra», la Doctora Gillian Foster (Kelli Williams). Eli Loker (Brendan Hines) psicólogo con síndrome de «honestidad radical» y Ria Torres (Monica Raymund), con habilidad de detectar mentiras de forma natural. Ellos completan el cuarteto protagonista.
Las expresiones faciales y los microgestos, los otros protagonistas.
Pero si hay un hilo conductor de la serie, son las expresiones faciales y corporales como reacción a las emociones definidas por Paul Ekman. Sobre todo en la primera temporada y gran parte de la segunda, hay un auténtico curso de las mismas. Además, de vez en cuando, tras la detección de la expresión y la consiguiente emoción, se muestran flashes de políticos, artistas y gente conocida con la misma expresión.
De hecho nosotros vamos, con los DVD y tras dejar unos días de «descanso» después de dos capítulos diarios durante varias semanas, a volver a verla con un cuaderno y un bolígrafo, para que no se nos escape nada. Lógicamente lo mejor será a la par ir releyendo el libro «Cómo detectar mentiras» del Propio Ekman. Y, por supuesto, a volver a disfrutar de las andanzas (y las excentricidades) del particular Cal Lightman,